LOS GRANDES HOMBRES SON ASÍ. Y TAMBIÉN ASÁ. (Alfredo Bryce Echenique)

 

LOS GRANDES HOMBRES SON ASÍ. Y TAMBIÉN ASÁ. (Alfredo Bryce Echenique)

Con esta novela finaliza el libro “Novelas breves” de Alfredo Bryce Echenique. Está en la misma línea de las dos anteriores (“Dos señoras conversan” y “Un sapo en el desierto”), de saber entremezclar humor y dramatismo. Como se suele decir, contar las cosas entre bromas y veras, ya que, con la excusa de un atroz miedo a las arañas, nos lleva a acompañar a tres personajes en la Amazonía, en plena misión clandestina. De nuevo recreación de la sociedad limeña de los años 60 y 70.

El relato comienza con la mala noticia de un fallecimiento. Su comunicación y la interacción entre los personajes (dos amigos de toda la vida, pero que están a miles de kilómetros uno de otro), hace que vayamos viendo cuáles son los egoísmos y bajezas de cada uno. Empieza la historia con un Raúl abatido y un Santiago egoísta. Pero pasado un tiempo se juntan para realizar un viaje prometido y ahí, al menos a mi parecer, la narración da un giro importante. Porque, aunque esperaba así para todo el relato, las “circunstancias objetivas y subjetivas”, como dicen ellos mismos, hacen que la manera de actuar de cada uno no tenga mucho que ver con los personajes que se nos presentan en el primer capítulo.

De nuevo, un relato de Bryce Echenique que me ha enganchado y que consigue que quiera leer más de este autor, del que es el primer libro que leo.

UN SAPO EN EL DESIERTO (Alfredo Bryce Echenique)

 

UN SAPO EN EL DESIERTO (Alfredo Bryce Echenique)

La segunda historia del libro “Novelas breves” de Bryce Echenique.

Ciertamente, me esperaba algo con el toque de humor de “Dos señoras conversan”, pero realmente es una historia triste (y me vienen a la cabeza, mientras escribo, los himnos a la tristeza que son las canciones de “Los Suaves”).

Sin embargo, a pesar de ese poso de melancolía que se queda al terminar, merece la pena la pluma del autor, como pasa en el anterior relato, y como atestigua su fama.

Empieza la historia con un grupo de amigos (narrador omnisciente) que hablan mientras toman unas cervezas de los tiempos en Perú de uno de ellos, Mañuco. Cuando éste rememora aquellas historias, entramos en una subnarración en primera persona, donde nos cuenta cómo conoció a los Malcovich, cómo llegaron a ser parte de su familia y por qué está en esa tasca (“La Cucaracha”) hablando del pasado. Y ya de paso, Bryce Echenique nos pincela en algunas escenas, lo mismo que en “Dos señoras conversan”, las diferencias sociales de la Lima de los años 70.

¿El sapo del título? Parece un elemento casual, pero me ha parecido una bonita hilatura para representar el paso del tiempo.

DOS SEÑORAS CONVERSAN (Alfredo Bryce Echenique)

 

DOS SEÑORAS CONVERSAN (Alfredo Bryce Echenique)

¡¡¡Me ha encantado!!! Me he reído un montón con Doña Carmela y Doña Estela. Qué dos señoras, tan aseñoradas, que no pueden hacer nada sin el servicio, y eso que el servicio ya no es lo que era antes. He disfrutado un montón con el humor que despliega Bryce Echenique en esta obra, con estas dos mujeres hilarantes y sus diálogos absurdos.

Tienen un toque de humor, de cinismo, sobre todo Carmela, la mayor, quien no deja que su hermana la tome por tonta, que para eso es la mayor... Unas rutinas muy cómicas y unas disquisiciones sobre sus difuntos maridos y sus hijos, que viven en Miami, que me han hecho imaginar los diálogos en un escenario de algún teatro y… quedaba francamente bien. De hecho, iría a ver esa representación. Veremos qué tal las otras dos novelas breves.