05/08/2025
IA Y LITERATURA ¿ENEMIGA O COMPAÑERA? (III)
Tercera parte de la serie de artículos sobre Inteligencia Artificial y Literatura, que tienen como base principal una charla coloquio que tuvo lugar a finales de mayo en la librería Santos Ochoa de Logroño. Participaron Pedro Sánchez, director de socios de CEDRO; el escritor Teo Basterra y el editor y escritor Fran Tapia-Fuentes. Como moderadora, Eba Martín Muñoz, filóloga, novelista y correctora. La organización corrió a cargo de la Asociación Riojana de Escritores (ARE) y colaboró CEDRO
La inteligencia artificial comporta un cambio de paradigma en cuanto a la manera de relacionarnos, desde los sistemas de gobierno hasta el uso del chat GPT a nivel doméstico. A raíz de esto, la manipulación que nos llega cada vez es más frecuente, en forma de vídeos-bulo, en ocasiones bastante logrados, lo que genera un desconocimiento y desinformación brutal. Tendemos a creer en lo que leemos, pero, cada vez es más necesario que nos protejamos contra esta manipulación.
Uno de los ponentes del coloquio sobre IA y Literatura mencionó el ejemplo del libro “Hipnocracia. Trump, Musk, y la nueva arquitectura de la realidad”, de Jianwei Xun, publicado en 2025. Es una obra filosófica en la que un “falso filósofo” plantea que los gobiernos nos captan para que entremos en su juego y hagamos lo que creen que debemos hacer. El argumento está tan bien preparado que ha tenido tal repercusión mundial que llegaron a plantearse su nominación al Libro del Año. Sin embargo, en el momento en que una periodista comenzó a interesarse por el autor, comprobó que no existía. Fue en Berlín donde dio con el editor Andrea Colamedici y allí se descubrió todo el engaño. Éste explicó que era un experimento, que se trataba de un proceso de coescritura con un sistema de inteligencia artificial, a lo que le dio el pseudónimo de Jianwei Xun. Lógicamente, todo esto ha suscitado sorpresa y perplejidad en el mundo editorial, y es que la autoría de una obra solamente puede ser humana, a fin de percibir los derechos de autor. Pero la justicia va lenta y aún no hay tanto legislado, aún no se puede hablar de consecuencias legales derivadas de ese tipo de prácticas híbridas.
Según CEDRO, gran parte de los autores pide que, para que la Inteligencia Artificial pueda usar sus obras, medie una autorización previa y expresa, y posteriormente los creadores perciban una remuneración adecuada. Y es un tema que no sólo concierne a escritores, ya que también pueden sufrir un importante perjuicio los editores, traductores, correctores… por el potencial efecto sustitutorio de su trabajo. En palabras del coordinador de socios de Cedro, la triada autorización, transparencia y remuneración es básica. El hecho de alegar que se utiliza información que ya figura en algunas páginas webs no es más que una excusa, porque es necesaria la autorización de la web en cuestión. En otros casos la fuente de la que se ha tomado la información han sido bases de datos de libros pirateados. Se genera con todo esto un lucro, y es que Chat GPT necesita ser de pago para dar un “buen servicio”, por lo tanto, la tendencia es llegar a esa versión “premium” de la IA, a costa de los derechos de autor si es necesario.
A la postre, vaticina Sánchez, el resultado de las “creaciones de la IA” va a generar dos niveles de obras: un nivel, por el que la gente está dispuesta a pagar, ya que tiene una calidad innegable, y otras obras, de segunda fila, creadas por IA, y con una calidad menor. Ésta podría ser una consecuencia de la Inteligencia Artificial en literatura.
Legalmente, contamos con el Reglamento (UE) 2024/1689 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 13 de junio de 2024, por el que se establecen normas armonizadas en materia de inteligencia artificial. Se centró en el ciudadano, es decir, es principalmente una normativa de consumo, de protección del ciudadano como consumidor de IA. Establece cuatro niveles de protección, siguiendo el estilo de la LOPD. Como normativa europea que es, todos los prestadores de servicios en la UE se tienen que acoger a esta legislación, se crea un organismo europeo y facilita la posibilidad de crear órganos de control en los estados miembros.
España fue el primer país en crear un organismo público para el control de la Inteligencia Artificial, y ya se está trabajando con un Real Decreto para ver cómo encajar en la legislación española el tema del entrenamiento de la IA.
Teo Basterra apuntó el hecho de que en Alemania se ha creado la plataforma Gema, sujeto jurídico que ha interpuesto una demanda contra un proveedor de sistemas de IA por el uso sin autorización de obras musicales. Sin embargo, todavía falta una ley que ayude a denunciar vulneraciones y establezca adecuadamente los procedimientos.
Al acabar el debate tomó la palabra el público, que lanzó a los ponentes varias preguntas muy interesantes.
Pregunta: ¿Cómo se reglamenta de forma concreta la creación artística?
Pedro Sánchez (CEDRO): Las plataformas de IA deben pedir autorización para utilizar las obras. Además, tendrán que indicar dónde y cuándo se han utilizado, debe haber una transparencia de uso y pago por ese uso. Las plataformas de IA deberían pedir expresamente esa autorización y admitir que los creadores se puedan negar de forma libre y expresa. De hecho, según Eba Martín Muñoz, ese es el problema de las llamadas plataformas piratas: se suben contenidos y se descargan por miles de usuarios, todo eso sin ningún tipo de control ni autorización. Afortunadamente, una función de Cedro es ayudar a retirar los archivos ilegales y cerrar estos grupos.
Pregunta: ¿Para cuándo tendremos campañas del Ministerio de Cultura que digan que descargarse archivos ilegalmente es robar?
Pedro Sánchez (Cedro): La hubo en su día por parte de la SGAE, cuando empezó el fenómeno del pirateo. Se ha desarrollado la Escuela del Derecho de Autor, dirigido a todo el espectro de alumnos, desde Educación Infantil hasta alumnos universitarios, que enseña a trabajar el respeto por la propiedad intelectual.
A decir de Eba Martín Muñoz, ese nivel de respeto varía en función de los países y de la educación en propiedad intelectual de cada uno de ellos. Es inconcebible que el hecho de llevarte un objeto de una mesa se considere evidentemente un robo, pero llevarte un archivo EPUB o PDF con derechos de autor esté socialmente consentido.
Sánchez apunta que el problema reside en que la legislación no va a la par que la sociedad, sino que va por detrás, corrigiendo hechos nefastos que ya se han venido dando. Habría que revisar hacia dónde nos dirigimos y plantearnos el hecho de que es necesario más pensamiento crítico.
Precisamente ese pensamiento crítico es lo que le falta a la IA, por su propia esencia: nos puede hacer casi cualquier cosa, pero el espíritu crítico para reflexionar sobre las cosas que tenemos y hay a nuestro alrededor es una cualidad eminentemente humana que, tristemente, cada vez se trabaja menos. Y es que es frecuente ver a adolescentes preguntándole al chat qué es lo que deben pensar sobre las cosas que suceden. Fran Tapia Fuentes señala que, dado que la IA se entrena por personas, las respuestas a ese “qué debo pensar” pueden ser -o no- perversamente tendenciosas.
Hemos recibido a la IA, o al menos nos la han presentado- con su cara más amable. Se ha dulcificado el proceso de la integración de la IA hablando sólo de la parte buena, de lo que nos ofrece como símbolo de progreso. Sin embargo, se obvia la peor parte. No nos habla nadie de lo que perdemos en cuando a individualidad, espíritu crítico, capacidad de creación o libertad, a fin de cuentas. Es aterradora la tendencia de una sociedad de soledades cada vez más profundas. Como ya se temió con otras tecnologías, podría haber más relación con las IA que entre las personas.
No se habla tampoco de ecología ni temas sociales relacionados con la IA: la huella de carbono por la cantidad de agua que necesitan los generadores, las condiciones sociales de los mineros que extraen el mineral para fabricar los aparatos, las condiciones laborales de los programadores. Tampoco faltan sesgos en la información, etc.
Ante la pregunta de Eba Martín Muñoz sobre si en el futuro tendremos obras literarias escritas abiertamente por IA, la respuesta de Tapia Fuentes es clara: sí, pero serán de mayor calidad las escritas por personas; las no humanas podrían llegar a estar etiquetadas claramente como “hechas por IA”. El consumidor debe saber qué implica esa pérdida de valor en cuanto a sociedad y calidad. Como producción industrial, serían todas iguales, demasiado estandarizadas. Según una hipótesis de Teo Basterra, podría haber librerías con obras creadas con inteligencia artificial, y obras humanas. Tiene la esperanza de que que con el tiempo haya una curva que haga ver que la IA dejaría de ser un éxito de ventas, la gente buscaría obras escritas por personas, porque tendrían una calidad superior.
¿Sería posible que entidades como CEDRO consiguieran la unión de creación humana y de IA? Según Pedro Sánchez, hay que preparase para la evolución y para las necesidades de cada época, en cuanto a legislación para proteger las obras de creación adecuadamente. De igual manera que cuando llegó el libro digital se controló solo la reprografía ilegal, ahora el reto es poder ser tan ágiles como los piratas, para conseguir que se retiren las obras ilegales. Afortunadamente, ya se tienen herramientas para lograrlo. En el ámbito de IA habrá que ponerse al día para poder gestionar todos los controles necesarios en cuanto a derechos de autor.
Decían que la televisión iba a matar a la radio y el libro digital al de papel. Esperemos que la IA no mate la creación humana.
Si haces la portada con IA, no pagas al ilustrador.
Si corriges con IA, no pagas al corrector.
Si escribes con IA, posiblemente tu texto quede pobre.
En cualquier caso, le podrías haber robado los derechos de autor al creador en el que se basó la IA para desarrollar tu petición.
13/07/2025
La IA. Alimentando al ¿monstruo? (2)
De momento lo que gira alrededor de la “alimentación” de la IA está oscuro o en pañales. Aún es difícil saber qué herramientas se le dan para que pueda “escribir con el estilo de” tal o cual autor. Y lo peor: que esas herramientas sean libros pirateados, evidentemente, sin autorización ni controles, ni nada reglado o protegido. Es decir, volvemos al agujero negro que supone ignorar la propiedad intelectual.
La IA está preparada para responder a lo que se le pregunta, aunque no lo haga correctamente, es decir, sabemos que obtendremos una respuesta, pero debemos dudar de su fiabilidad. A título de curiosidad, cuando se equivoca la IA, se llama “alucinaciones”, toda una dulcificación del error. ¿Quizás para protegerla y seguir alimentándola?
Cuando Eba Martín le preguntó a Fran Tapia-Fuentes lo siguiente: ¿Crees como editor y escritor, desde un punto de vista creativo, que es una herramienta útil para las diferentes fases de corrección, relectura de textos, y que apoye las diversas fases de corrección?, él responde que lo ve como una herramienta para salir de bloqueos, como una lluvia de ideas, como las tarjetas y tablas para crear nombres de personajes y demás. Una IA puede ser útil para conseguir ideas con las que enfocar una ponencia, un manuscrito… Es posible que el autor use esa herramienta, es válido para la creación, siempre que se limite a herramientas de apoyo.
¿Es posible tomar a la IA como una extensión más del lenguaje humano, una evolución natural del lenguaje o es un sistema totalmente ajeno de escritura? Poco tiene de natural si la base del chat GPT es un algoritmo que da la palabra más probable detrás de otra palabra, algo así como el predictivo del teclado del móvil, de manera que no hay soltura. Sin embargo, la gente que usa la IA lo que hace es entrenarla. Al darle un texto por el que preguntar, se le está dando materia de conocimiento. No es un nuevo lenguaje porque no es original, es un pegote con características lingüísticas, pero no literarias. Trabaja con sintagmas de manera que van quedando “coherentes” una detrás de otra, usa creaciones literarias, hace textos, pero no tiene originalidad. Andado el tiempo, con el entrenamiento de la IA, podrá reproducir, generar textos más coherentes, pero sin el alma de la creación. Falta la expresión artística. En opinión de los ponentes, los escritores no deberían tener miedo de la IA, pero el editor es otra cosa, porque tiene que saber ver el porcentaje de creación o de generación artificial que hay en cada texto que se le presenta a publicar. Ahí es donde entra en juego la ética del escritor.
Fran Tapia-Fuentes considera que la IA puede ser una amenaza al léxico por su calidad. La IA aprende por la información que se le da. Si la información que recibe andando el tiempo es errónea, ésta pasa al fondo léxico y acaba por infectar a la IA. Y es que no hay nadie que revise ese lenguaje, porque la RAE no está para eso: da pautas, pero no es su cometido ver cómo evoluciona la IA. Si por ejemplo, se pone de moda hablar mal, expresiones comunes como “Se vienen cositas”, “en plan”, “bro”, etc, se pueden volcar en la manera de hablar de la IA. En ese momento la Inteligencia Artificial lo usaría de forma común y que lo reproduciría en los textos. Por lo tanto, su calidad no parece que pueda ser buena. Necesita, para serlo, mucho control y regulación. Lo óptimo sería ser exquisito en ese proceso de alimentación a la IA.
Sánchez, como voz de Cedro, indica que hay que diferenciar la manera de alimentar a la IA de “cualquier manera” o con obras de autores sin pedirles permiso, con que un ser humano se documente con la información de bibliotecas, enciclopedias, etc. Esto segundo es un acto legal, porque se ejerce un préstamo bibliotecario y se citan las fuentes. Hay muchas plataformas que se han desarrollado en el mundo con material sin autorización de los titulares de derechos de ese material. Por otro lado, están los sesgos en la información. No es lo mismo entrenar a la Inteligencia Artificial con un sesgo claramente de izquierdas, con prensa de izquierdas, que si se hace con prensa de derechas o extrema derecha. Es evidente que el resultado va a ser diferente, y como usuario se reciben cosas contrarias. Es decir, la IA va a dar una respuesta u otra en función de cómo se le ha entrenado.
Un estudiante o cualquier persona que busca información por su cuenta puede ir a tal o cual medio, sabe buscar los contrarios, las tendencias y entiende por dónde va la ideología de cada una de sus fuentes. Con la IA lo que falta es un proceso de reflexión al recibir esa información. El riesgo es que se pueda perder el espíritu crítico: los alumnos hoy en día se quedan en lo primero que se les dice, falta investigación, reflexión, pensamiento crítico. Por otro lado, el texto que genera la IA no es un texto propio, a la hora de defender las ideas -los alumnos- en un tribunal, no parten de algo que ellos han desarrollado. No lo han interiorizado y no lo van a poder exponer con capacidad suficiente. Esa falta de capacidad se replica en cualquier acción cotidiana: moverse por las ciudades sólo con navegador, sin prestar atención a las señales, etc.
12/07/2025
IA Y LITERATURA, ¿ENEMIGA O COMPAÑERA? (1)
Con este título se celebró una charla coloquio hace algunas semanas en la librería Santos Ochoa de Logroño. Participaron Pedro Sánchez, director de socios de CEDRO; el escritor Teo Basterra y el editor y escritor Fran Tapia-Fuentes. Como moderadora, Eba Martín Muñoz, filóloga, novelista y correctora. La organización corrió a cargo de la Asociación Riojana de Escritores (ARE) y colaboró CEDRO.
¿Nos va a alienar la IA o nos va a ayudar en algo? ¿Es otro temor humano porque la tecnología nos quite espacio? Estos miedos se han instalado en el ser humano prácticamente desde la revolución industrial, ese miedo atávico a que las máquinas nos desbanquen. Sin embargo, la convivencia es buena. Ahora mismo estoy escribiendo con una máquina, pero sé escribir a mano. Y el lector puede leer en digital o en un libro. Como todo, lo importante es conocer el buen uso y no ejercitar el malo.
Ahora que tenemos tan al alcance herramientas de Inteligencia Artificial, es cuando más cuidado tenemos que llevar para evitar una suplantación. Y no solo eso, ya que “alimentar” a la IA con textos de creadores sin su consentimiento es cada vez más habitual. Por ello, ante la pregunta de Eba Martin a Pedro Sánchez sobre su posición como figura de Cedro ante la IA, responde que Cedro se ocupa de defender a los escritores ante la IA y de los problemas del entrenamiento, porque hay un lucro a partir del uso del material que aportan los autores. La IA per se no es mala, pero es necesario poner encima de la mesa los /retos sociales y éticos que debemos afrontar con ella.
Teo Basterra nos cuenta cómo sospechar de un texto con “pintas” de IA: Hace pocos años, en 2022, empezó a investigar por un texto de un amigo, que le pareció “raro”. Veía en él un lenguaje que no era suyo, demasiado barroco, lírico, con unos patrones que no pegaban con él. Después supo que había escrito en bruto, le pasó el texto a chat GPT y le dijo “pásamelo al estilo de tal autor”. Basterra, sorprendido, probó el uso experimental de la IA: metió el capítulo en cuestión, y le pidió puntos fuertes y débiles. Es decir, la IA devuelve un trabajo con recomendaciones y luego ya el usuario toma las decisiones oportunas. Sin embargo, considera que es útil para explorar ideas y matices, para pulir, pero no para generar un texto nuevo. Aun así, el trabajo del corrector sigue siendo necesario.
Fran Tapia-Fuentes, ante la misma pregunta, dice que tuvo el primer contacto con la IA a través de los chavales que la usaban cuando él era profesor. Reconoce formatos de textos de IA porque hay patrones, fórmulas, pautas que se repiten de un texto a otro. Como editor, para protegerse de la IA lee lo que le envían y busca patrones sospechosos. Es como la diferencia entre lo elaborado a mano o a máquina. Lo hecho mano tiene imperfecciones, los detalles del autor.
Pedro Sánchez se pregunta dónde está el límite entre la inspiración y la apropiación de un texto. La creación tiene que ser humana para que esté protegida por la Ley de Propiedad Intelectual. El límite está en si el autor se ha apoyado en una herramienta, o bien ha creado una imagen totalmente con la IA. En España ahora no hay legislación ni límites de porcentaje de uso de IA, etc. Explica cómo en EE.UU. una autora creó un guion de cómic, pero al inscribirlo se tuvo que enfrentar a problemas legales porque, aunque ella escribió los textos, las imágenes se habían creado con IA, con lo que el porcentaje de artificialidad era demasiado alto para poder ser una creación inscribible.
Confiaremos, pues, en que la calidad creadora de la IA siga siendo tan fácilmente detectable. Si bien es posible que nos sea útil para cosas técnicas, la creación, el sentimiento, el pensamiento y la expresión deberían seguir siendo cualidades exclusivamente humanas.
Hasta aquí, la primera parte...
El debate, en este enlace de YouTube.
-------------------------------------------------------------
1/06/2025
Los dos próximos relatos los escribí para un concurso que organizaba la Empresa Municipal de Transportes de Madrid. No gané nada, ni mucho menos... Pero yo estoy contenta con ellos.
BILLETE DE IDA
Nunca habría podido imaginar que aquel sábado iba a cambiar mi vida. Totalmente nueva en Madrid, me sentía como cierto actor de los 70 perdido en la ciudad. Y para colmo, el turno en el nuevo trabajo terminaba a las once y media. De locos. ¿Un taxi? Se puede pedir una vez, pero no es un medio de transporte viable. ¿Ir a trabajar en coche? Sin parking y con una etiqueta B, ni soñarlo. Después de muchas vueltas, conseguí una solución para las noches en que me tocara trabajar de tarde, tomaría el búho. Curioso nombre el de los autobuses de la noche, todos tan despiertos y con los ojos tan abiertos…
Tomé la primera noche el N7 en Alcalá, para dirigirme a casa; el autobús iba prácticamente vacío, elegí un asiento hacia el final. Un papelote en el suelo, pequeño, me llamó la atención. Se parecía a los resguardos de las administraciones de lotería. Efectivamente, había un resguardo de euromillones en el suelo. ¿Por qué no cogerlo y comprobar mi suerte en internet?
Estoy ahora mismo en una paradisíaca playa de arenas blancas y sol suave.
---------------------
EL BRILLO DE LA NOCHE
Cae la noche en Madrid, sin embargo, todo está iluminado, bulle de vida, nadie parece dormir. Es la magia de las grandes ciudades, en las que la actividad nunca para. Esta noche iré al teatro, un cartel de actorazos promete una función inolvidable. La vuelta, en el búho. Me encanta viajar en el autobús, sobre todo por la noche, para ver las calles, las luces, el movimiento de Madrid. Uno de mis pasatiempos favoritos a bordo es abstraerme de la realidad, mirar por la ventana, imaginarme turista y redescubrir las calles de Madrid y su gente a través de las luces nocturnas.
¿Qué estarán pensando todas esas personas que me acompañan ahora mismo dentro del autobús? ¿Tendrán vidas luminosas o anodinas? ¿Será este el preciso momento en que alguien se dirija hacia una nueva vida? Llego a mi parada, toca bajar. Sin embargo, la tentación de subir en otro búho y observar a los viajeros es tan grande… La noche es joven y en tres minutos llega otro autobús. Me encanta Madrid.
Los dos tienen su aquel, pero el primero me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias 😊
Eliminar