domingo, 12 de octubre de 2025

EL PROCESO (Franz Kafka)

 


EL PROCESO (Franz Kafka)

Siempre había pensado que este libro iba de algo muy sesudo. Que al llamarse “el proceso”, se refería a una suerte de proceso de comprensión filosófica. Pero no, es el proceso judicial del protagonista. Todo comienza cuando un día, de buena mañana, se presentan en casa del protagonista una serie de personas para llevárselo detenido. Él intenta argumentar y demostrar su inocencia, pero es imposible, el surrealismo de las normativas y de la propia gestión judicial hacen que aparentemente no tenga ninguna posibilidad de salir indemne.

De hecho, el término “kafkiano” tiene una buena definición en este libro, al revestir al proceso judicial de un surrealismo terrible. Este surrealismo lleva al acusado casi hasta un situación de indefensión tal que no sabe si darse por vencido ante las garras del sistema. K., el protagonista (simplemente, K.) debe bucear por una compleja maraña de requisitos, condiciones y presupuestos que le dejan exhausto porque, a fin de cuentas, muchas de las condiciones con las que topa en su intento de defensa son, además de incongruentes, incompatibles entre sí.

Una lectura más profunda del libro habla de la relación de Franz Kafka con su padre, con su familia, su entorno, al evocar a las autoridades como una suerte de figura paterna contra la que tiene que luchar y de la que debe desembarazarse cuando ya ha llegado a la edad adulta. Sin embargo, el propio laberinto en el que se ha sumido hace que sea él mismo el que deje la puerta abierta a la autoridad para ajusticiarle definitivamente.

Así que, volviendo a mi planteamiento inicial, el libro cuenta dos historias paralelas: una, surrealista, en la que K. lucha contra las autoridades judiciales para librarse de un delito que no ha cometido y otra, esta sí, más sesuda y filosófica, por la que Franz Kafka trata de librarse de la autoridad paterna que le atenaza. En su vida tenía un conflicto con su padre, con la comunidad judaica (era judío), con su enfermedad, que le llevó a una muerte prematura. Todos estos factores, combinados, son la base de la peculiaridad de la obra de Kafka. Escribió el libro entre 1914 y 1915, recién empezada la primera guerra mundial. Sin embargo, se publicó de manera póstuma en 1925.

¿Qué me ha parecido? Una joya, y no lo digo simplemente porque sea un libro “clásico”, sino por la maestría con la que Kafka nos lleva a través de la novela, y por cómo consigue convertir todo el libro en una metáfora de su propio sufrimiento y de su incertidumbre.

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